sábado, 4 de octubre de 2008

Siempre lo contrario

Debo estar peleado con la vida. O no la entiendo. Vaya uno a saber. Me di cuenta de que cuando quiero que pase algo, pasa… ¡pero todo lo contrario! Y eso me pone ansioso. Así que siempre le pido paciencia a Dios, pero ¡que me la dé ya!

Por ejemplo, si juego al fútbol y quiero ganar, termino perdiendo. Lo malo viene cuando quiero perder (¿?), también pierdo. No se entiende. Pero no me deprimo, ni cerca estoy de eso. Cada día me lo tomo con más humor y termino por verle el lado positivo, aun que deteste perder a lo que sea. Total, no me tomo la vida en serio, si después de todo, vivo no voy a salir. Pero siempre sirve de ejemplo una derrota. Así que a no preocuparse. Por nada. Y así te evitás varios sobresaltos. Sobre todo si estás entrado en edad y no te funciona bien el bobo.

Otro ejemplo. Suena el teléfono. Tantas veces como se vuelve insoportable. Cuando por fin llegás a atender, del otro lado colgaron. Parece a propósito. Te estás bañando y suena el timbre ¿Por qué justo en ese momento? O también pasa que una tiene las manos manchadas y alguna parte de tu cuerpo te comienza a picar. Son esos momentos en que maldecís a todo y a todos. Y son preguntas sin respuestas que nos sirvan. Solo lo sabe ese señor que creo, me odia.

Yendo al tema de ver el lado positivo de las cosas, hay una frase que considero es incorrecta. La “del vaso medio lleno”. Dicen que si lo vemos así, somos optimistas. Pero yo nunca (o casi) lo veo lleno. Tampoco vacio. Veo que algo le falta y simplemente quiero mas, por la tanto lo tomo como una forma de querer superar situaciones adversas. O de ser extremadamente codicioso. Ahora me agarró la duda. No sé sí estaré errado, pero no importa, cualquiera puede equivocarse, inclusive yo. El único que no se equívoca nunca es Dios. Por lo tanto no soy un error, solo que cuando me hizo, debería estar muy enojado.